miércoles, 25 de septiembre de 2013

Tindaya: una montaña de contradicciones. [El Día]

El proyecto de Eduardo Chillida para convertir la montaña de Tindaya (Fuerteventura) vuelve a estar de actualidad, y es que el pasado día 12, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) consideró que Tindaya pasa a tener reconocida la categoría de Bien de Interés Cultural (BIC) por su valor arqueológico, cuestión por la que el Gobierno de Canarias no podrá seguir adelante con los planes de vaciado hasta que regule el ámbito de protección de sus grabados rupestres prehispánicos y establezca las condiciones para su conservación, algo que no ha hecho desde que en los años 90 se iniciaran los primeros trabajos. 

A raíz de esta sentencia, EL DÍA fijó su debate semanal sobre sus consecuencias para el proyecto, un plan defendido, con excepciones, por parte de las formaciones políticas y rechazado por colectivos ecologistas y sindicatos. En este sentido, asistieron al debate el miembro de Ecologistas en Acción, Fran Castro; Juan Jesús Bermúdez, de Comisiones Obreras; el coordinador regional de Izquierda Unida, Ramón Trujillo, y el integrante de Alternativa Nacionalista Canaria (ANC), Pedro González. En opinión de Fran Castro, "la sentencia del TSJC pone en evidencia que los partidos políticos no cumplen la ley" y que lo único que les interesa es "utilizar artimañas jurídicas para encajar proyectos que no son legales". 

Dijo que "son las administraciones públicas las que deben proteger los valores culturales e históricos, sobre todo arqueológicos, ya que no puede ser que tengan que ser los ciudadanos los que tengan que velar por el cumplimiento de las leyes a este nivel". El representante de IU, Trujillo, en cambio, destacó que "el que hizo la ley hizo la trampa a costa de un bien público" y dijo que el único objetivo que "debemos tener todos es la protección del inmenso patrimonio arqueológico de la montaña". Criticó, además, que "sin existir ningún tipo de obra, la montaña de Tindaya ha costado hasta el día de hoy unos 20 millones de euros, sin que se sepa en qué se han gastado esos fondos públicos". "Es lamentable porque se está haciendo un monumento sobre un monumento, cuando se constata que la montaña de por sí ya lo es, con unos valores culturales e históricos muy importantes", dijo. 

 Al hilo de la opinión de Trujillo, Bermúdez defendió que "el proyecto de las obras de Tindaya es, además de incompatible con los valores naturales que ya tiene, una actuación de dudosa relevancia artística". "Una intervención de este tipo, en relación a lo proyectado para la montaña, es una agresión al medio natural y al territorio. El esfuerzo de las administraciones se debería enfocar en otro tipo de atractivos que tiene Fuerteventura, respetando el crecimiento económico de forma sostenible y fomentando otros focos de atracción que existen", apuntó. Pedro González apoyó esta tesis y aportó que "se tienen que buscar otros atractivos en la Isla, y Tindaya los tiene, pero en forma de yacimientos arqueológicos de una riqueza incalculable, posiblemente de los mayores de Canarias". 

En este punto, no perdió la ocasión de criticar al Gobierno de Canarias, sustentado por CC y PSOE, y señaló que "el nacionalismo que se ejerce desde la administración es un insulto a los nacionalistas de verdad, porque no se demuestra el amor que deberían tener a la riqueza cultural e histórica de Canarias. Eso sí que es preocupante". Por otra parte, se cuestionó a los intervinientes sobre la posibilidad de mantener el proyecto original de Chillida y todos se mostraron contrarios a su ejecución. El sindicalista apuntó que el proyecto de Tindaya suma "distintos elementos dudosos y solo contempla una mina para un vaciado y un tubo", y recordó que el proyecto original del artista "no se hizo específicamente para la montaña, sino que después de buscar Chillida por todo el mundo encontró Tindaya para plasmarlo". "Volcarse en este proyecto es no tener ideas para buscar otras vías de crecimiento y es garantizar beneficios para unos pocos", dijo. Castro criticó que durante los últimos 20 años "el Gobierno de Canarias no ha intentado delimitar las zonas de protección arqueológica" y que "las normas de conservación para la montaña se hicieron a la carta para encajar de forma artificial el proyecto". "Hay muchas incertidumbres sobre las consecuencias de la ejecución de las obras y que podrían hacer peligrar la estabilidad de la montaña, y hasta que las actuaciones no se inicien no se sabrá si el proyecto se podrá ejecutar o no. Lo que creemos es que Tindaya es de por sí un monumento que no necesita de planes de este tipo", dijo el ecologista. 

 Por su parte, el representante de IU dijo que "se eligió una montaña con valores importantes" y criticó que CC y PSOE defendieran el plan. "Nadie certifica que el proyecto sea un reclamo turístico y lo único que va a ocurrir, si se lleva a cabo, es que se beneficiará a sectores empresariales que van de la mano de los propios partidos políticos en elecciones para conseguir pelotazos". ¿Habrá que pedir responsabilidades públicas tras el dictamen del TSJC? "Por supuesto", aseguró Castro, que añadió que "no solo eso, sino que pedimos la ejecución inmediata de la sentencia y la dimisión de Domingo Berriel, que ha llevado este asunto desde el principio". El proyecto "ha estado vinculado a la corrupción, especulación, a las irregularidades administrativas y a la desaparición de fondos públicos, aproximadamente 25 millones de euros que hubiesen sobrado para la recuperación integral de los yacimientos arqueológicos de Tindaya". 

 En su opinión, "es fundamental garantizar la protección de todos los yacimientos sin fisuras". Trujillo centró su crítica en el consejero de Medio Ambiente, Domingo Berriel, del que dijo que "él no emplearía 25 millones de su patrimonio para proyectar una idea futurista que está en el aire... Eso sí, con dinero de todos es capaz de hacerlo, claro", ironizó. Pedro González, por último, indicó que el proyecto de Chillida "es un atentado contra los valores culturales e históricos de Fuerteventura y de Canarias".